Lamentamos las molestias.
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Los perniles, identificados con precintos que garantizan la trazabilidad durante todo el proceso se llevan al secadero de Salamanca, donde tras un cuidadoso proceso de salado se curan los jamones hasta 30 meses de curación. Llegados a ese punto se trasladan nuevamente al secadero de las instalaciones que Basatxerri posee en Zestoa, para la supervisión de los últimos meses de maduración, con el fin de procesarlos en su momento óptimo de maduración, para garantizar la máxima calidad del producto final. Los jamones se comercializan, bien en hueso o bien loncheados en sobres de 100g.
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